En este post vamos a hablar de la Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE), una patología que constituye la principal causa de ceguera legal en personas mayores de 55 años en países desarrollados, y se espera que su prevalencia aumente debido al envejecimiento de la población. En España se calcula que existen aproximadamente 130.000 casos diagnosticados, aunque se estima que hay más de 300.000 personas con DMAE. Además, según se desprende de la “Primera Encuesta sobre el Impacto de la DMAE exudativa en la vida de los pacientes y sus cuidadores”, realizada por la farmacéutica Bayer, el 77% de los pacientes españoles perciben que se han vuelto más dependientes de sus cuidadores a partir del diagnóstico. Con estos datos, se ilustra que un diagnóstico precoz y un tratamiento eficaz son vitales para mantener la calidad de vida de los pacientes y sus familias.

 

¿Qué es la DMAE?

La mácula es la parte central de la retina, responsable de la visión central y del detalle, clave por tanto para realizar tareas cotidianas como ver la televisión, leer o reconocer las caras de las personas. En la DMAE se producen alteraciones en la estructura macular, afectando a la visión central de los pacientes que la padecen. Son síntomas característicos el incurvamiento de las líneas rectas (lectura, bordes de objetos…), descenso de la agudeza visual o la percepción de una mancha negra en el centro del campo visual. Inicialmente puede afectar sólo a un ojo, pero con frecuencia acaba afectando a los dos ojos.

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Así ve un paciente con DMAE el test de la rejilla de Amsler

 

¿Por qué se produce la DMAE?

Se considera la degeneración macular una patología multifactorial, es decir, como una alteración en la salud visual que produce el envejecimiento de la retina, en cuyo desarrollo intervienen factores genéticos y ambientales. Los factores genéticos, edad y predisposición genética no se pueden modificar. Sin embargo, el tabaquismo, la hipertensión arterial o factores nutricionales sí se pueden controlar para prevenir o retrasar la aparición de la DMAE.

 

Diagnóstico de la DMAE

Para el diagnóstico de esta patología se requiere una exploración oftalmológica completa que incluya la medida de la agudeza visual y la detección de alteraciones en la percepción de las imágenes. Además, es imprescindible la dilatación pupilar para una correcta visualización del fondo de ojo, y la realización de una tomografía de coherencia óptica (OCT) para la evaluación de todas las capas de la retina.

 

Formas de DMAE

Se diferencian dos tipos de DMAE, seca o atrófica, menos agresiva, en la que la visión central se ve afectada de manera progresiva e irreversible a lo largo del tiempo; y húmeda o neovascular, menos frecuente pero que afecta de manera más rápida a la visión. Diferenciar su forma es muy importante a la hora de elegir el tratamiento adecuado.

 

¿Cómo se puede prevenir la DMAE?

Existen una serie de factores que podemos controlar para prevenir o retrasar su aparición y que ayudan en general a mantener una correcta salud visual:

– No fumar

– Uso de gafas de sol con protección del 100% frente a luz ultravioleta A y B

– Mantener una dieta equilibrada, rica en vegetales, frutas y omega-3

– Suplementos alimenticios ricos en antioxidantes

– Realizar revisiones de manera periódica y autoevaluar la visión si se presentan factores de riesgo

 

¿Cuál es el tratamiento de la DMAE?

Las formas con atrofia geográfica, a pesar de que los suplementos nutricionales pueden disminuir su progresión y las ayudas visuales pueden mejorar la calidad de vida del paciente, en cierta medida, la lectura e independencia de los pacientes, no tienen un tratamiento eficaz hoy día.

La DMAE húmeda o neovascular se tratan con fármacos que se administran directamente dentro del ojo mediante una inyección indolora. En estos casos el diagnóstico precoz es especialmente importante.

 

 

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