¿Qué es la Baja Visión?

El término Baja Visión incluye cualquier discapacidad visual o pérdida de visión que no se puede corregir con gafas o lentes de contacto ni mediante tratamientos médicos o quirúrgicos, y que incapacita o limita a la persona para realizar actividades de su vida diaria, como ver la televisión, comer o leer. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se considera que una persona tiene baja visión cuando su mejor agudeza visual, es decir, la capacidad de distinguir detalles, es menor a 0.3 en el ojo con mejor visión, o bien cuando el campo visual es inferior a 20º en total entre ambos ojos. Además, aunque no está recogido por la OMS, muchos pacientes ven afectada su sensibilidad al contraste, degradando su visión funcional.

Se estima que en Europa hay aproximadamente 30 millones de personas con algún grado de discapacidad visual que constituye baja visión, siendo el 90% de ellos mayores de 65 años. En España, casi un millón de personas padecen baja visión.

¿Tiene solución la baja visión?

La baja visión puede estar causada por una patología ocular, que generalmente es degenerativa (DMAE, retinopatía diabética, glaucoma…), enfermedades congénitas (retinosis pigmentaria, amaurosis congénita de Leber, coroideremia…), o bien por una lesión cerebral, por lo que, generalmente, se trata de un proceso irreversible. Por lo tanto, las personas que llegan a la situación de baja visión suelen haber sido diagnosticadas y seguidas por el oftalmólogo, que además proveerá los tratamientos adecuados con el fin de detener el deterioro visual.

Así, debería referirse a un especialista en baja visión cualquier paciente, independientemente de su edad, con una visión insuficiente para realizar la mayoría de sus actividades cotidianas. Por ejemplo, existe dificultad para conducir cuando la agudeza visual es de 0,5 y problemas para leer correctamente un periódico cuando la agudeza visual es de 0,4.

Es muy importante recalcar que tener baja visión no es lo mismo que tener ceguera total. El paciente con baja visión dispone de un resto visual que, aprovechándose de forma correcta, en muchos casos puede permitir a la persona realizar una vida normal y/o mejorar notablemente su calidad de vida. Para ello, tenemos a nuestra disposición diferentes tipos de ayudas ópticas, que deben ser prescritas de forma individualizada por el optometrista especialista en baja visión, que además proveerá al paciente de las habilidades y destreza para su utilización mediante la rehabilitación visual.

¿Qué tipo de ayudas visuales existen para las personas con baja visión?

Existen dos tipos principales de ayudas:

  • Ayudas ópticas: Como pueden ser las lupas, lupas electrónicas, microscopios, telescopios para ver la televisión, uso de filtros en gafa para mejorar la sensibilidad al contraste o ayudas prismáticas.
  • Ayudas no ópticas: Como el uso de rotuladores para la escritura, uso de objetos con más contraste o colores más llamativos (por ejemplo, platos que destaquen respecto al color de la mesa) o una mejor iluminación en el hogar o en la zona de trabajo.

Como hemos comentado, este tipo de ayudas siempre deben ser prescritas por el optometrista especialista en baja visión, quien indicará al paciente las ayudas tanto ópticas como no ópticas más adecuadas para su patología, su situación y sus necesidades visuales. Además, en muchos casos también indicará la realización de ejercicios de rehabilitación visual, con el objetivo de poder optimizar el resto visual del paciente, entrenando las habilidades necesarias para facilitar la realización de la mayoría de las actividades de la vida cotidiana, mejorando así su autonomía personal e independencia. Al igual que las ayudas ópticas, esta rehabilitación visual siempre debe ir enfocada en los objetivos, necesidades, capacidades y características médicas, físicas y emocionales del paciente.

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Victoria de Rojas Instituto Oftalmológico es un centro especializado en cirugía refractiva, cataratas y párpados, ofreciendo siempre el mejor servicio

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