Queratoplastias o trasplantes de córnea ¿en qué consisten?

La primera queratoplastia (trasplante de córnea) exitosa fue realizada por el cirujano austríaco Eduard Zirm en 1905. Esta operación pionera marcó el inicio de los trasplantes de córnea como una opción viable para restaurar la visión en pacientes con enfermedades corneales. A lo largo del siglo XX, las técnicas quirúrgicas y los métodos de conservación de las córneas donadas han mejorado significativamente, lo que ha incrementado las tasas de éxito de estos procedimientos. Hoy en día, los trasplantes de córnea son una práctica común y rutinaria en oftalmología, con altas tasas de éxito y recuperación visual para los pacientes.

 

¿CUÁNDO ES NECESARIO UN TRASPLANTE DE CÓRNEA?

La córnea es la capa más externa del globo ocular, y gracias a su transparencia y curvatura, juega un papel crucial para una visión nítida, enfocando las imágenes en la retina. El trasplante de córnea está indicado cuando la córnea de un paciente está dañada, ha perdido su transparencia y/o modificado su forma, degradando así la calidad visual del paciente. Las causas que pueden producir estas alteraciones van desde patologías (queratocono, distrofia de Fuchs…) hasta infecciones o traumatismos. Generalmente, se indica la queratoplastia cuando la visión del paciente no puede ser restaurada con tratamiento médico (fármacos y/u otras cirugías) ni con lentes de contacto.

 

¿EN QUÉ CONSISTE EL TRASPLANTE DE CÓRNEA?

La queratoplastia consiste en la sustitución de la córnea patológica o dañada por la córnea sana de un donante. La cirugía se realiza bajo anestesia local (salvo en raras excepciones en las que puede ser necesaria anestesia general), no precisa ingreso, y suele tener una duración de entre 60 y 90 minutos.

Durante la cirugía, se realiza la retirada de la parte de la córnea dañada (normalmente un área central de unos 7-9 mm de diámetro), y su sustitución por una capa sana de tejido donante. La mejoría visual tras el trasplante suele tardar varias semanas o meses (depende del tipo de trasplante), y el tratamiento postoperatorio incluye gotas oculares de antibióticos y antiinflamatorios, y normalmente no es necesario ocluir el ojo.

Antes de la realización de la queratoplastia es necesario un examen oftalmológico exhaustivo de todas las estructuras oculares, con el objetivo de seleccionar la técnica más adecuada y ofrecer un pronóstico visual aproximado al paciente tras la cirugía.

 

¿QUÉ TIPOS DE QUERATOPLASTIAS EXISTEN?

Desde hace unos años se han ido perfeccionando las técnicas del trasplante de córnea. Actualmente, según la localización del área patológica o dañada, se puede realizar una queratoplastia lamelar (en la que sólo se sustituye la capa dañada, y pueden ser anteriores o posteriores), o una queratoplastia penetrante, en la que se sustituye el espesor corneal completo. Ésta última opción ha quedado rezagada para casos en los que hay afectación de todas las capas de la córnea, o en casos en los que por alguna razón no es posible realizar un trasplante laminar.

  • Queratoplastia lamelar anterior profunda (DALK): es una técnica de trasplante corneal en la que se reemplazan las capas anteriores de la córnea, preservando las capas más posteriores que están sanas (membrana de Descemet y el endotelio corneal). El queratocono es una de las indicaciones más comunes de este tipo de trasplante, así como otras enfermedades que cursen con una deformación de la córnea. Este tipo de queratoplastia también está indicada en cicatrices y opacidades corneales (debidas a infecciones o traumatismos) y algunas distrofias corneales, siempre que no afecten a las capas más internas de la córnea.

Entre las ventajas de esta técnica respecto a las queratoplastias penetrantes destacan: un menor riesgo de rechazo endotelial, menor pérdida de células endoteliales, y una más rápida recuperación visual.

  • Queratoplastia lamelar posterior (DMEK/DSAEK): es una técnica avanzada de trasplante corneal que reemplaza específicamente la capa endotelial de la córnea, junto con la membrana de Descemet. Esta técnica es especialmente útil para tratar enfermedades que afectan el endotelio corneal, como la distrofia de Fuchs, así como para reemplazar endotelios dañados por toxicidad, por algunas enfermedades oculares, por cirugías previas o por traumatismos.

Al igual que en los trasplantes laminares anteriores, entre las ventajas de esta técnica destacan: un menor riesgo de rechazo inmunológico y una recuperación visual mucho más rápida, al no alterar la anatomía corneal tanto como en otros tipos de trasplante.

Las queratoplastias laminares posteriores no requieren suturas, se utiliza una burbuja de gas que ayuda a adherir el injerto donante a la córnea receptora. Por ello, se requiere que el paciente mantenga una posición determinada de la cabeza durante las primeras horas del postoperatorio.

  • Queratoplastia penetrante: Este procedimiento, en el que se reemplaza todo el espesor de la córnea del paciente por una córnea de donante, ha sido el estándar en la cirugía de trasplante corneal durante muchos años. Actualmente, se utiliza para tratar una variedad de patologías corneales que afectan múltiples capas de la córnea, siempre cuando no existe la posibilidad de realizar un trasplante laminar, que como hemos visto tienen numerosas ventajas respecto a las queratoplastias penetrantes.

 

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